viernes, 12 de abril de 2013

Por cuarta ocasión, gobierno busca acomodo de rueda de la fortuna

La rueda de la tortura

En el papel quedaron las promesas morenovallistas de un gobierno innovador con estrategias de operación de largo plazo. En la práctica, y a más de dos años su llegada, el gobierno del “cambio” carece de planeación estratégica, y cada vez existe más improvisación en las acciones de gobierno.

Para muestra, otro botón: La rueda de observación.

El proyecto de alta proyección turística de Puebla se convirtió en una verdadera rueda “de la tortura” para el morenovallismo.

Y efectivamente, ya se convirtió en un proyecto itinerante, como la mente brillante del gobierno estatal a la que se le ocurrió.

Comprar una rueda de observación de 200 millones de dólares y no tener el lugar exacto para su colocación es una muestra de que las cosas se hacen por “corazonadas”, por impulsos y sin planeación.

Los brillantes morenovallistas, primero soñaron con instalar la famosa rueda en los Fuertes de Loreto y Guadalupe, sin embargo, se les olvidó que es una zona histórica: el INAH tomó cartas en el asunto y fue abortado el proyecto.

Para tratar de corregir esta pifia, se les ocurrió colocar la rueda “de la tortura” en el Paseo Bravo, una vez más las cosas se realizaron sin ningún sustento técnico y el proyecto por segunda ocasión falló.

Un tercer intento por instalar la rueda de observación fue ubicarla en la zona de Angelópolis, allá en los terrenos de Valle Fantástico, los creativos del morenovallismo hasta maqueta presentaron, pero el sueño tampoco prosperó.

Y ahora, el cuarto intento encontró una rechazó generalizado, de la comunidad educativa del Centro Escolar Niños Héroes de Chapultepec. Bajo el agua, los morenovallistas intentaron madrugar a los padres de familia pero, justo cuando arrancaron las obras, las protestas surgieron y volvieron a frenar la obra. Ahora el gobierno estatal tendrá que enfrentar un juicio de amparo colectivo que promoverán los padres de familia del CENHCH.

Sin duda, esto muestra que en el morenovallismo se hacen proyectos con la debida planeación.

Ver para creer.

“Lo que usted diga, señor”

Por sus acciones, el senador Luis Miguel Barbosa Huerta, en Puebla, no es sino un simple empleado más del morenovallismo.

El flamante líder de Nueva Izquierda desde hace más de tres años que se puso al servicio del gobernador, su actitud no ha cambiado. En 2012 sus candidatos a diputados federales recibieron la línea de no hacer comentarios en contra del Ejecutivo local, con el argumento de que era una elección federal, lo peor es que buscó que ninguno de sus candidatos pudiera ganar.

Para la elección de 2013 el coordinador nacional de los senadores perredistas simplemente muestra la misma sumisión, y es incapaz de contradecir alguna de las decisiones del habitante de Casa Puebla.

La aplastante victoria que la izquierda logró el año pasado en Puebla, Barbosa Huerta la ha entregado al gobernador y, con ello, traiciona los verdaderos principios y valores del PRD, partido que sólo utiliza para lograr sus objetivos personales.

En sí, el hombre fuerte del perredismo, como lo ha querido aparentar en los últimos años, no deja de ser realmente un simple empleado del Señor de los Cerros.

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