miércoles, 12 de junio de 2013

Misiles de Moreno Valle no han podido con Enrique Agüera


Una especie de calma chicha se vive en el war room de Enrique Agüera, en el que permea un sentimiento optimista rumbo a las tres últimas semanas de campaña. “Lo peor ya pasó”, respiran confiados quienes ven una cuesta abajo. La guerra sucia ya terminó, se acabaron las balas del morenovallismo y el ex rector, si bien se llevó sus raspones, en general salió de una pieza de la guerra de declaraciones patrimoniales. En su evaluación, los estrategas de “Puebla Unida” se equivocaron al divulgar una riqueza de 77 millones de pesos, ya que una cifra tan alta les dio la oportunidad de igualar el marcador al generar la sospecha de dónde provenía ese dinero. Y con la ayudadita de Los Pinos para transmitir un reportaje contra Gali a través de Televisa, terminaron por neutralizarse mutuamente. ¡Touché!

Ya sin el peso de la sospecha por el patrimonio acumulado a lo largo de ocho años de rectoría y con el malestar social disminuido por el oneroso estilo de vida de sus hijas, el war room agüerista desestima el efecto de la nueva campaña de aire del morenovallismo que alerta sobre el inminente regreso de Mario Marín a la vida pública de la entidad. En su visión, el PRI poblano ya pagó el costo del “Góber precioso” en 2010, y en 2013 no le dará rédito porque el sentimiento de la población es otro: el descontento de miles de poblanos con las obras grandotas y caras que no han producido algún beneficio social para los que menos tienen.

En las cuentas de Agüera, al marinismo ya no le debe nada, y en cambio es el morenovallismo a quien le toca sentarse en la silla de los acusados, especialmente en el tema de la inseguridad, uno de los temas recurrentes en sus entrevistas con medios de comunicación y con segmentos electorales específicos.

En última instancia, si el ex rector es obligado a pronunciarse sobre el fantasma marinista, cree haber encontrado una solución práctica al dilema: si el ex gobernador es tan malo y corrupto, ¿por qué no fue enviado a la cárcel? Una voltereta que cae en los terrenos del procurador Carrancá, y de la ahora candidata por el distrito X, Patricia Leal, que como contralora fue incapaz de documentar daños al erario por parte de la burbuja marinista.

Así, sobre Agüera recae una especie de efecto cucaracha: ha sido capaz de sobrevivir a la guerra atómica desatada por el morenovallismo. Pese a los golpes recibidos, todavía está vivo y con margen suficientemente cercano para dar una voltereta. Ni el raid ni los zapatazos han podido con él. Casi casi es indestructible.

Por último, calculan que en algún punto la guerra sucia se le revertirá al morenovallismo, como ocurrió con el lanzamiento de panfletos. Y que en caso de venir otro misil, la saturación de mensajes negativos inhibirá su credibilidad.

Con una coraza resistente, más una campaña que retoma su principal atributo con la imagen del rector de la BUAP, en el war room agüerista creen que es cuestión de tiempo para que empiece a subir en las preferencias y alcance a Gali en la última semana de campaña, para rebasarlo en el día de la elección y ganar por un margen aproximado de 4 puntos. En el medio, por supuesto, se cruza el debate organizado por el colectivo Actívate por Puebla, y si hace semanas había una posición conservadora al interior del equipo del ex rector, el ánimo renovado los ha echado para adelante y empieza a formarse un consenso alrededor de su asistencia.

El propio Agüera es quien más ha defendido la idea de debatir, confiado en que una vida dedicado a estudiar e investigar sobre liderazgo y administración pública le dan más tablas de las que tiene Gali, quien podría resbalar en materia de idea sobre cómo gobernar una ciudad.

Al final, la confianza renovada del war room agüerista en realidad se trata de la apuesta por una sociedad cínica, despojada de valores y que en los últimos años ha ampliado su margen de tolerancia en la corrupción de sus gobernantes como resultado de la ineficacia de los sexenios panistas. En otras palabras: está tolerado que nuestros gobernantes sean corruptos a cambio de que sean eficientes y hagan cosas, un perfil que encaja perfectamente con la victoria de Enrique Peña Nieto en la elección presidencial. ¿O existe otra explicación al triunfo del mexiquense?

Enrique Agüera puede ser que no sea completamente honesto o transparente, pero sí es eficiente como demuestra su rectorado de ocho años en la BUAP. Y eso es lo que le importa a los poblanos: un presidente municipal que sea capaz de hacer cosas. Cosas como el complejo universitario, el estadio, la Biblioteca Central. Y quizá queda por ahí una importante reserva de votos que la publicidad del Yogen Früz no fue capaz de atraer.

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