lunes, 24 de junio de 2013

Moreno Valle humilla a panistas y éstos aún creen en sus promesas


Sin saberlo, miles de panistas que militan en todo el estado fueron negociados a cambio de algunos platos de lentejas.

Sus liderazgos recibieron su respectiva tajada del pastel sin que el grueso de los militantes haya tenido oportunidad de ser consultados.

El Señor de los Cerros otorgó algunas posiciones a cambio de manejar el partido blanquiazul a su entero antojo.

Por increíble que parezca, plazas tan importantes para el PAN como la de San Martín Texmelucan y San Pedro Cholula fueron entregadas a otros partidos de la coalición, pese al posicionamiento electoral del blanquiazul.

Un claro ejemplo de la entrega de los líderes de este partido a los intereses del morenovallismo lo tenemos en la mítica figura de Ana Teresa Aranda.

Veamos.

La semana pasada se hizo mucho ruido por la “sorpresiva” aparición de Ana Tere en la campaña de Puebla Unida.

Con el claro afán de mostrar la unidad del panismo en Puebla, La Doña aceptó aparecer en público para reforzar la campaña de los candidatos de la coalición multicolor en la ciudad de Puebla.

Sin embargo, más que unidad, lo que se confirmó con la presencia de Ana Teresa Aranda es que los liderazgos del PAN se vendieron por un plato de lentejas ante el “espléndido” Señor de los Cerros.

Para nadie en el PAN es un secreto que Ana Tere negoció su postura crítica ante el gobernador a cambio de cuatro presidencias municipales y un par de regidurías de la capital.

Por cierto que una de esas alcaldías es la de Palmar de Bravo, donde Pedro Barojas —uno de los hombres más cercanos a La Doña— se convirtió en el candidato de la coalición morenovallista.

Hay que recordar que Barojas la acompañaba —hace un par de años— a una reunión del Consejo Estatal del PAN cuando un grupo de agentes ministeriales lo detuvieron por un supuesto desvío de recursos cuando fue alcalde de Palmar.

Tras varios meses de permanecer encarcelado recobró su libertad, con un respectivo “usted disculpe” de parte de las autoridades estatales.

Así las cosas. Como parte de la negociación, Ana Teresa Aranda exigió la candidatura para Pedro Barojas, después de que ella misma había acusado al morenovallismo de haberlo convertido en un preso político.

Tras un largo “estira y afloja”, el gobernador concedió la plaza de Palmar de Bravo al grupo de Aranda Orozco a cambio de que estuviera dispuesta a sumarse a las campañas, en caso de ser necesario.

Y así como la aguerrida Ana Teresa Aranda dobló las manos en favor del grupo morenovallista, personajes como Paco Fraile, Eduardo Rivera, Juan Carlos Mondragón y otros han callado ante la humillación de la que el verdadero panismo es objeto.

¿O acaso Moreno Valle gobierna actualmente con algún panista en su gabinete?

Busquen un panista en el primer círculo del gobernador y, si lo encuentran, me avisan.

Y todavía a los pobres blanquiazules, a los que traen de sol a sol en los cruceros promoviendo el voto de los candidatos morenovallistas, les juran que “lo mejor está por venir”.

Qué pinche cinismo.

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