EL MÉTODO SALINAS DE GORTARI
EN EL VIENTRE DEL CASO ELBA
ESTHER
El
efecto Elba Esther Gordillo será usado, sin duda, por el PRI
y el gobierno
federal en las elecciones poblanas.
¿Y
qué decir del método?
La
tentación es obvia.
Desde
ahora, faltaba más, las dos dependencias más poderosas de la administración
Peña Nieto –Hacienda y Gobernación- están hurgando en los sótanos profundos de
algunos de los probables candidatos de la coalición morenovallista.
La
ruta del dinero, en el caso de la Unidad de Inteligencia Financiera, ya empezó
a olfatearse.
Residencias,
autos de lujo, cuentas en dólares y en pesos, y otras propiedades empiezan a
llenar archivos y expedientes.
No
podía ser de otra manera.
Se
trata de ganar, no de perder, las elecciones.
Se
trata de quitarle el control del Congreso local al gobernador Moreno Valle.
Se
trata de empezar a recuperar el estado de Puebla para el PRI.
La
Operación SAT-PGR ya empezó.
Cosa
curiosa: ante la debilidad de la dirigencia estatal priista, que no asusta
absolutamente a nadie, el gobierno federal y el CEN del PRI han tomado el
asunto como propio.
Carlos
Salinas lo hizo en su momento.
El
terrorismo político y fiscal fue uno de sus métodos.
Y
vaya que le funcionó.
A
Joaquín Hernández Galicia, “La Quina”, le sembraron armas y un muertito.
A
Carlos Jongitud le sacaron sus cadáveres del closet.
A
Manuel Becerra Acosta, director del primer unomásuno, lo exiliaron en España.
A
Jorge Sánchez, dirigente del SME, lo sometieron hasta la ignominia.
A
Fernando Ortiz Arana, líder del CEN del PRI, lo humillaron y ridiculizaron.
A
Luis Echeverría Álvarez lo recluyeron en su residencia de San Jerónimo.
A
Chava Barragán le hicieron tragar petróleo.
A
los hermanos Legorreta los volvieron parias en su propia patria.
El
método Salinas.
No
falla.
Ni
por equivocación.
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