lunes, 11 de marzo de 2013

Si hay alianza del PAN y PRD, el candidato del PRI será Agüera


El PRI mantiene la incertidumbre en la definición de su propuesta para la alcaldía a partir de un hecho indiscutible: la alianza morenovallista.

Y emplear el término de rentabilidad electoral no es otra cosa más que la medición que hace sobre la utilidad en votos que le presentará la inversión a la campaña.

¿Cuánto le costaría al partido una campaña contra la alianza morenovallista?

¿O qué precio pagaría el tricolor para contrarrestar una guerra sucia contra alguna de sus propuestas?

La resolución de la alianza morenovallista reviste importancia porque eso obligaría al PRI a presentar a su opción mejor posicionada en términos de conocimiento e intención al voto y que no es otro más que el rector Enrique Agüera Ibáñez.

Sin embargo, el fracaso de la coalición morenovallista abriría el camino al empresario José Chedraui Budib, toda vez que aquí entraría el esquema de la rentabilidad electoral, como capacidad de producir o generar un beneficio adicional (voto indeciso) sobre la inversión en la campaña.

Con una alianza opositora, el Revolucionario Institucional entraría a la lucha de toma y daca, al madrazo, al tú por tú, de los expedientes judiciales, el uso fiscal de la información política. ¿Qué grupo en el poder cuenta con mejor inventario?

¿El de Peña o el de Moreno Valle?

En tanto, la cancelación de la alianza PAN, PRD, Panal y Compromiso por Puebla despresuriza en términos de la guerra de lodo, en virtud de que las opciones del tricolor crecen con su voto duro y la posibilidad de sumar el voto switcher con un perfil ciudadano.

En el primer escenario de emplear la carta de la competitividad, aunque no la más rentable, entraría Enrique Doger, aunque el grave problema del diputado federal radica en los frentes abiertos internos que tiene con diversos grupos priistas con los que se ha enfrentado: marinistas, zavalistas, blanquistas, estefanistas y hasta lastiristas.

La incertidumbre no es quién estará en la boleta electoral, sino a qué se enfrentará la carta priista.

En pocas palabras, el PRI depende de la operación política del gobernador de Puebla para cobijar a Antonio Gali Fayad, quien esperaría a Agüera o a Pepe Chedraui.


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